martes, 5 de julio de 2011

Pero aún hoy te recuerdo

EN UN RECONDITO LUGAR DE MI ALMA

En el ocaso de mi memoria
bajo la tibia niebla de mis anhelos                                                        

En aquel lugar del alma donde te dejé
Aún hoy te recuerdo! Ay niñez!

Quisiera que fuese "ayer"
cuando no había cabida para la doblez

Cuando se jugaba en unas calles sin miedos
Cuando una simple piedra servia de juego

Cuando nuestros tesoros eran unas chapas,
unas canicas o simplemente unos cromos

Cuando el odio no era una palabra que conocías
Cuando los amigos eran verdaderos

Queda lejos muy lejos
el lugar del alma donde te deje

Pero aun hoy te recuerdo
! Ay niñez!
AUTORA:  ANA TADEO

4 comentarios:

  1. R.P.

    Soy alguien a quien has emocionado con este escrito, quizás demasiado pues has echo que recuerde aquellos años los cuales fueron los mejores de mi larga vida, he tenido momentos muy bonitos pero como aquellos ninguno, viene bien tener presente lo bonito que va pasando por el camino de nuestras vidas y borrar lo desagradable.
    Porque has echo renacer mis emociones gracias

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  2. Cuantos recuerdos bonitos, me identifico jugando com una piedra al piso.

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  3. Qué bonitos recuerdos de la niñez. Aun recuerdo un día que mis padres me dejaron al cuidado de mi hermana y hermano, lo recuerdo ahora riéndome de lo pasado, pero aquel día no podía levantarme del suelo; mis hermanos cogieron y me dieron vino, jajajajaja, cual fue la sorpresa de mis padres cuando llegaron y me vieron que no podía mantenerme en pie.

    En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.
    Esto lo escribió Pablo Neruda y es verdad lo dicho; Yo todos los días intento reír y jugar, me dice en ocasiones que soy un niño chico, pero es verdad que aun llevo la niñez dentro y no quiero perderla nunca.
    José Ramón

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  4. BRAVO para José Ramón y todas aquellas personas que en el corazón y en nuestras vidas nos queda una parcela para la niñez.


    Yo fui aquella hermana de once años la cual no sabía las consecuencias de darle vino a mi hermano, sólo vi que le gustaba y que se puso muy contento.Claro que mi otro hermano y yo sufrimos las consecuencias con una buena tunda de nuestra madre.

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