Cuando era pequeña queria que llegara el domingo o día de fiesta
Para con mis padres y hermanos caminar por montes, campos y aceras
Cundo llegábamos, allí estaba la sonrisa de mi abuelo Frasquito y Josefita mi abuela
Los artífices de tener una madre con carácter y entereza.
Allí estaba ella mi abuela, bonita y buena
Una mujer que había vivido la guerra y posguerra
Los desengaños, el hambre y las penas
La pérdida de hijos y la llegada de miserias.
Vestida con su eterno luto y un roete peinado de blancas hebras
Nos recibía con los brazos abiertos
Una mirada clara y una sonrisa tierna
Recuerdo que nos daba una peseta fraccionada en céntimos
Para comprar en el quiosco de Leonor chicles y piruletas
En verano la playa nos cogía tan cerca
Nos gustaba jugar con la arena y rebozarnos en ella
Era una maravilla ver la carga de pequeñas barcas de pesca
Observar a aquellos pescadores entre ellos mi padre que arrastraban las redes llenas
Ver a las mujeres llevárselos en sus cestas
Pero lo que más me gustaba
Tenía un simple árbol que era una higuera
Nos daba un abrazo de sombra
Al cobijarnos debajo de ella
El patio tenía una pila donde lavar la colada
Una pequeña habitación donde las gallinas piaban
Poleábamos el pozo sacando cubos llenos de agua clara
Para en un barreño bañarnos, cuando el sol la calentabaHabía arriates con olor a tierra mojada
Un olor que hoy sigue llenando mi vida de nostalgia,
Había polletes rezumando primaveras Llenos de corales y esparragueras
El patio de mi abuela era un jardín de arriates y macetas
Llenos de coleos, jazmín, geranios, begonias y azucenas
Con macetas de colores pintadas por ella
Quitando hojas viejas y plantado nuevas
Con el regocijo de ver al siguiente domingoQue las raíces se agarraban a la tierra
El patio era pequeño
Pero lo hacia grande mi abuela,
Con un corazón que rezumaba grandezaQue ilusión que llegara los domingos y días de fiesta
Para reunirnos todos en el patio de mi abuela.
Autora: ANA TADEO